sábado, 13 de noviembre de 2010

Misterio

Es una coincidencia que la noche siga al día
en un eterno devenir sin principio ni fin
y fertilice todo lo que existe a su alrededor.

Es una coincidencia
que los ríos desemboquen en el mar
transformando sus profundidades
con su oleaje
y que de los pantanos crezcan flores
que con su belleza adornen el desierto.

Es una simple coincidencia
que todo lo que existe en este mundo
para reconfortarnos bajo el sol
provenga de la mortífera frialdad de la noche.

Si Tú, Dios, no me respondes
debo de esperar que los hombres lo hagan.

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